El plan del Gobierno sobre la energía nuclear comienza con el cierre de la central de Santa María de Garoña (Burgos). La central nuclear de Garoña, en marcha desde 1970, no funcionará mucho tiempo. El Ejecutivo ha decidido no renovar el permiso de la planta, que puede operar hasta 2009. Así intenta demostrar que su apuesta antinuclear es seria y además acelerar la construcción del almacén de residuos radiactivos, la prioridad en este momento.
El Gobierno prevé también que las centrales no funcionen más allá de los 40 años para las que fueron diseñadas inicialmente, aunque con ese calendario los cierres no empezarían antes de 2020. Con esta decisión, Zapatero cumple su anuncio de establecer un "plan de cierre" y se opone a las eléctricas, que piden funcionar 60 años.
Garoña es propiedad de Endesa e Iberdrola al 50% y ya ha presentado la solicitud al Consejo de Seguridad Nuclear para funcionar después de 2009. Su cierre, se unirá al de Zorita (Guadalajara), clausurada este año, tras una decisión del PP en 2002.
La falta de las dos centrales no supondrá un gran problema para el sistema eléctrico. Aunque la energía nuclear supone un 23% de la electricidad, Garoña y Zorita son pequeñas comparadas con el resto. Fueron las primeras plantas en abrir y su tecnología es obsoleta. Entre las dos suman 616 megavatios de potencia (150, Zorita y 466 Garoña), poco más de la mitad que los dmás reactores y producen lo mismo que una central de gas. Garoña produjo en 2005 el 1,25% de la electricidad consumida en España.
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