
La ponencia técnica de urbanismo informó desfavorablemente a la petición del ayuntamiento de recalificar el monte porque "dado el elevado valor paisajístico y forestal del terreno", la urbanización violaría el artículo de la Ley del Suelo que recomienda proteger el suelo con alto valor ambiental. Pese al informe, la Junta aprobó la recalificación y dijo que cuando el Ayuntamiento presentase el plan parcial, una declaración de impacto ambiental evitaría el daño al entorno.
El 25 de julio de 2003, el técnico jurídico de Urbanismo propone suspender la aprobación de la urbanización porque "falta la valoración económica de las obras de urbanización" y porque falta declaración de impacto ambiental. Pese a todo, se aprobó la urbanización, la empresa pública subastó el terreno por 10 millones de euros (a pagar en siete años). La Consejería de Medio Ambiente aprobó la declaración de impacto ambiental en 2004 pese a que 11 de las 200 hectáreas son área crítica de la cigüeña negra. A menos de un kilómetro hay un nido de esta especie, en peligro de extinción, a tres kilómetros hay otra y a cinco otros tres. La zona a urbanizar es también refugio del águila imperial. El estudio presentado por el constructor (Francisco Gómez, conocido como el Paloma) aseguraba que necesitaría talar como mínimo 35.000 pinos. La Junta le obligó a replantar 200 hectáreas en otro sitio."
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