HUELVA.- En el III Seminario de Conservación del Lince Ibérico se respira un entusiasmo extraño para un encuentro de protección de fauna. Por desgracia, estamos tan acostumbrados a las noticias negativas sobre biodiversidad que parece novedosa una cita en la que todos coincidan en que algo va mejor.
Es lo que ocurre con el lince ibérico ('Lynx pardinus'), que hace apenas un lustro parecía condenado. Reducido su número a unos 100 adultos, y confinados a dos territorios, Doñana y la comarca de Andújar, en la zona de Sierra Morena entre Córdoba y Jaén, los expertos auguraban que su extinción era cosa de tiempo. Pero la situación empieza a revertir.
La Junta de Andalucía gestiona un programa LIFE de la Unión Europea dotado con 25 millones de euros para la conservación y la reintroducción de la especie en los terrenos que habitó. Bajo la dirección del biólogo Miguel Ángel Simón, este programa de Conservación In Situ ha logrado que la población de Andújar se doble en unos años y que la de Doñana se mantenga estable.
Al mismo tiempo, un plan de cría en cautividad iniciado hace cinco años y gestionado por la veterinaria Astrid Vargas ha permitido almacenar el valioso tesoro genético de los últimos ejemplares y ha empezado a producir nuevas crías. Este Programa de Conservación Ex Situ cuenta ya con más de 50 linces alojados en tres centros de cría distintos y, cada año, mejora exponencialmente la producción de cachorros: tres en 2006, seis en 2007; 13 en 2008...
Se acerca el momento de la reintroducción de ejemplares. Y ya hay fecha y lugar. Será a partir de otoño de 2009 cuando los primeros felinos pisen nuevos territorios. La zona elegida es la comarca de Guadalmellato, en Córdoba, donde el lince vivió hasta hace poco y donde lse ha trabajado el hábitat y el medio social para que la reinserción de la especie se lleve a cabo sin amenazas.
Lo que va a ocurrir en España tiene atentos a los expertos mundiales. Al Seminario de Conservación acudieron técnicos internacionales que han trabajado con el puma de Florida, el gato montés europeo o el lince euroasiático. Entre ellos estaba el suizo Urs Breitenmoser, presidente del Grupo de Especialistas de Felinos de la UICN, quien afirmaba a este periódico: 'Se está trabajando bien. En este momento están pensando en cómo proceder a la reintroducción y hace sólo seis años hablábamos de extinción inminente. He trabajado décadas en la conservación de felinos y nunca pensé que fuera a asistir a la resurrección de una especie emblemática que dábamos por perdida. Para mí es algo emocionante y que va a ser un símbolo para Europa'.
La positiva valoración del suizo coincide con la posición del Ministerio. Según Miguel Aymerich, subdirector general de Biodiversidad del MARM: 'La población de lince en libertad está mejor que hace cuatro años. Y aunque distamos aún de una situación segura, andamos en la buena vía de trabajo. En unos años las poblaciones actuales pueden estar mejor y además es posible que tengamos otras en nuevos territorios que permitan minimizar riesgos, asegurar el intercambio genético y elevar el número de ejemplares a unos niveles de mayor seguridad'.
Sobre todo, Aymerich recalca que el programa de conservación en cautividad 'ha sido diseñado como un seguro y como fuente de posible liberación de ejemplares readaptados a las condiciones de libertad', pero lo importante es el trabajo sobre el terreno para proteger a las poblaciones actuales y preparar el hábitat para su expansión.
Traslocación de linces
Para potenciar las dos existentes, se ha realizado también una actuación de urgencia. Puesto que la población de Doñana padece de consanguinidad por su escaso número y aislamiento y, además, tiene más hembras que machos, se han llevado allí dos sementales adultos y salvajes desde Andújar, Baya, a final de 2007, y Caribú, esta misma semana.
En la Estrategia Nacional para la Conservación del Lince Ibérico, bajo la supervisión de la administración central, colaboran varias comunidades autónomas y Portugal. Este plan prevé la creación de nuevos centros de cría en tierras lusas, en Extremadura y en Castilla-La Mancha. El objetivo es que, a medio plazo, todas logren reintroducir linces en alguna parte de su territorio en los que alguna vez los hubo.
En ese sentido, la coordinación entre los actores es fundamental. La comunidad científica y los ecologistas siguen lamentando el tiempo que se perdió hasta que el primer convenio se firmó entre Andalucía y el Gobierno central en 2003, cuando
la debacle de la especie era ya un clamor. Y no quieren que se pierda más ahora que se han dado los primeros pasos con éxito. Apelan a la colaboración de todas las comunidades.
La clave es el cuidado del hábitat
¿Qué necesita un lince? Un territorio amplio, monte mediterráneo con zonas de matorral para guarecerse y áreas abiertas para cazar... y conejo. Y aunque eso pudiera parecer al paisaje que ocupa media España, no abunda tanto.
En realidad, el hábitat lincero se ha deteriorado mucho por la desaparición del conejo, diezmado por dos enfermedades víricas brotadas hace 40 años y por los cambios de uso del suelo que no ayudan al lagomorfo. La recuperación del hábitat es la clave.
Los terrenos elegidos en Sierra Morena para la reintroducción flanquean a la actual población de la Sierra de Andújar. Allí se ha trabajado para mejorar la producción de conejo, restaurando el campo para darle refugio (matorrales o madrigueras) y zonas con hierba y cultivos. Lo explica José Barasona, propietario de una finca en Guadalmellato en la que van a "aterrizar" los nuevos ejemplares. Su terreno, dedicado a la caza, abunda en conejo porque «llevan 50 años manteniendo el campo para que lo haya, porque sabemos que la fisonomía de la finca afecta más al conejo que los virus».Barasona está encantando con recibir linces y no le preocupa, como a algunos cazadores, que coma conejos:«Es el superpredador que mantiene firmes al resto. Donde hay lince no hay zorros, porque se los carga. Es el rey, y cuando desaparece surgen muchos taifas, pequeños carnívoros que prosperan y machacan al conejo».
Barasona es uno de los propietarios con los que la administración ha cerrado acuerdos de cara a la reintroducción. Porque el factor social, sobre todo de aquellos del medio rural que van a vivir con la especie, es esencial.Y también está la visión amplia del territorio: la conectividad. La Junta, por ejemplo, está actuando en las miles de hectáreas de terreno público que separan Andújar de Guadalmellato, para que la población nueva y la vieja logren unirse.
Se está clareando el pino, repoblando con conejo y potenciando que haya presas. El técnico Rafael Arenas lo explica visualmente: «Estamos haciendo autopistas para el lince llenas de restaurantes para ellos».Los primeros que la pisen no habrán nacido en cautividad. Durante el Seminario, los técnicos avanzaron que serán ejemplares salvajes extraídos de Andújar, donde la población empieza a saturarse. Los linces nacidos de la mano del hombre serán liberados en fases posteriores, tras ser entrenados para la vida en el medio salvaje.
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