Japón ha lanzado esta madrugada (hora española) el satélite Ibuki desde el centro espacial de Tanegashima, en Kagoshima (sur de Japón).
El satélite observará en los próximos cinco años cómo respira nuestro planeta. Para ello, medirá la concentración, distribución y ciclos de absorción de los gases de efecto invernadero. Ibuki (respirar, en japonés) ha costado 300 millones de euros, pesa dos toneladas y hará un escaner completo de la superficie terrestre cada 100 horas, lo que contribuirá a estandarizar cómo los países miden sus emisiones y mejorará el conocimiento del calentamiento global.
Su partida, a bordo de la lanzadera H-2A, estaba prevista para hoy al mediodía en Japón (4:00 horas en España), desde el centro espacial de Tanegashima, en el sur del país. La sonda alcanzará su órbita a 666 kilómetros de la superficie y entrará en un periodo de pruebas y calibración de sus dos sensores. El principal está diseñado para medir con técnicas infrarrojas la densidad del dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4), responsables del 80% del calentamiento terráqueo, mientras que el segundo ayudará a corregir las distorsiones que introduzcan en los datos la presencia del aerosol o las nubes.
La principal aportación del Ibuki consiste en que medirá los gases, de forma periódica, en 56.000 puntos de la atmósfera. Hasta ahora sólo se contaba con las mediciones de 283 bases de observación terrestre, la mayoría en países desarrollados. «No contamos, por ejemplo, con información fidedigna de Sudamérica o África», afirma el doctor Tatsuya Yokota, investigador jefe del Centro de Estudios Ambientales de Japón y responsable de procesar la información que envíe Ibuki. «El satélite proporcionará la primera medición uniforme de todo el planeta, observando el mismo punto cada tres días».
Mediciones mensuales
El doctor Yokota calcula que, contando con la variable atmosférica, se obtendrá una medición mensual en cada punto. Una información que se trasladará a un mapa que explique cómo los diferentes ecosistemas inhalan o exhalan dióxido de carbono y metano. «Mostrar una imagen global del CO2, o un vídeo dinámico de la respiración de la Tierra, tendría un gran impacto para la concienciación», afirma Takashi Hamazaki, responsable del proyecto en JAXA, la agencia aeroespacial japonesa.
Junto al Observatorio Orbital de Carbono (OCO), un proyecto similar de Estados Unidos que se lanzará este año, Ibuki contribuirá a despejar otro vacío científico. La mitad de las emisiones globales de carbono se acumulan en la atmósfera, y otro segmento es absorbido por sumideros naturales, como bosques y océanos. Los datos de ambos satélites ayudarán a entender a dónde va a parar el carbono que se escapa de los cálculos, que equivale a 1.000 millones de toneladas.
El fin de Ibuki es científico, explica Yokota, pero con «potencial político». En el Protocolo de Kioto, el volumen de emisiones a reducir se calcula según las emisiones que declara cada país. Con su medición uniforme del globo, la sonda aportará una variable más para su validación, contribuyendo «a diseñar mejor las respuestas al cambio climático». Las mediciones se compartirán gratuitamente con la comunidad internacional, tras el periodo de pruebas de un año.
visto en elmundo.es
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