Los bosques españoles empiezan a controlarse con una precisión de centímetros gracias a una tecnología de radar aérea, que permite distinguir y contabilizar uno a uno los árboles de un bosque. La precisión de la herramienta permite no sólo una gestión correcta de la masa forestal, sino cubicar la madera y conocer con exactitud el dióxido de carbono (CO2) que retiene y que retendrá la biomasa que crece en nuestros montes.
El Light Detection and Rangig (LIDAR) es un radar capaz de rastrear el bosque con una precisión de 20 centímetros en horizontal y 15 centímetros en altura. Instalado en un avión, lanza 150.000 impulsos por segundo que peinan una banda del territorio de 600 metros de ancho. El avión trabaja a la menor velocidad posible, 80 metros por segundo y a unos 1.000 metros de altitud.
Los 150.000 impulsos de láser por segundo al chocar contra los objetos rebotan y son detectados con el dato de su posición GPS por esta herramienta de alta precisión, que en nuestro país ha introducido la multinacional noruega Blom, con oficinas en 11 países europeos. La flota de esta empresa es de 33 aeronaves y nueve sensores LIDAR que trabajan en todo el planeta.
«Es como una ducha cónica», explica Diego Cuasante, director de Ingeniería Medioambiental de Blom España para describir el haz que lanza el aparato hacia tierra. Un espejo que oscila es el que reparte los impulsos por la banda elegida, que es corregida por el avión gracias a un sistema de posicionamiento GPS.
Blom es experta y pionera en la realización de inventarios forestales con la tecnología LIDAR para la evaluación de los recursos de los bosques. Las primeras aplicaciones de esta tecnología en bosques se realizaron en Escandinavia a principios de los años 90. Pero en 2003 fue cuando la tecnología se expandió.
Recientemente, la Junta de Castilla y León ha adjudicado a Blom el proyecto de inventario forestal más importante de los realizados hasta la fecha en el sur de Europa. Gracias a LIDAR, recopilará la información necesaria para una gestión sostenible de los bosques en la totalidad de la comarca de pinares de la sierra de la Demanda-Urbión, en Burgos, que comprende 40.129 hectáreas. Se trata de una de las masas forestales públicas mejor gestionadas de nuestro país, formada principalmente por pino silvestre, pero también por pino resinero, pino laricio, sabina albar y roble melojo.
«Castilla y León tiene una tradición centenaria en la explotación sostenible de sus recursos forestales, como es el caso de Valsaín y otros bosques del Guadarrama. Ahora queremos tener todos nuestros bosques bien inventariados para hacerlo aún mejor», señaló a elmundo.es José Ángel Arranz, director general de Medio Natural de la Junta. «Nuestra intención es tener inventariadas las 800.000 hectáreas de monte de nuestra comunidad para 2011. De ellas, más de 300.000 serán realizadas con LIDAR», añade Arranz.
«Es una tecnología puntera de una precisión asombrosa, que nos permitirá conocer cuánto CO2 mantienen fijado nuestros bosques y las previsiones de los próximos años según el manejo que hagamos», precisa el político. «Con LIDAR medimos absolutamente todo: las alturas y densidades de cada árbol. También su edad y diámetro, que nos permite conocer cuánto CO2 más podrá fijar durante su crecimiento. Ya sólo basta aplicar un programa informático en el que se introduce la especie, y tenemos el volumen de CO2 fijado en cada masa forestal», declara el ingeniero forestal Diego Cuasante.
Otras Comunidades Autónomas están apostando también por esta tecnología como instrumento para la modernizar la gestión de sus territorios. Es el caso de la Junta de Andalucía, que han encargado dos inventarios, en Huelva y Córdoba con 26.000 hectáreas, y recientemente ha pedido otro en 33.000 hectáreas de Sierra Nevada.
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