El Grupo de Investigación Forestal (GIF) de la Universidad de Extremadura, coordinado por el profesor Guillermo González Bornay, trabaja desde el año 2002 en distintos proyectos sobre las especies forestales amenazadas en Extremadura. Una de las líneas de investigación del grupo trata a las especies forestales como indicadores de cambio climático. Lo que pretende el grupo es ver las consecuencias de los cambios climáticos del pasado para poder entender el presente. Se han empleado especies testigos como el loro (Prunus lusitanica) o el mostajo (Sorbus aria), y las especies con las que interactúan tanto de polinizadores, como predadores, dispersantes o incluso enfermedades que pueden extenderse, favorecidas por nuevas condiciones como los hongos. Bornay recuerda “que el proyecto lleva sólo dos años en marcha y requiere un estudio a muy largo plazo para tener conclusiones sólidas”.
La dehesa
El medio forestal más importante de Extremadura, la dehesa, presenta síntomas de envejecimiento y las huellas de una gestión más intensa en las últimas décadas. Coincide con cambios en los modelos de gestión del sector agropecuario y con periodos de escasez e irregularidad en las precipitaciones, a lo que se le añade la introducción de patógenos como el síndrome de decaimiento de las quercíneas, conocido como la seca. “Muchos aspectos relacionados con el valor de la dehesa como ecosistema complejo deberán revisarse en el futuro para conservar este medio de gran importancia en nuestra región” indica el coordinador del grupo.
En las masas naturales de la región existen especies como el tejo (Taxus baccata) o el loro (Prunus lusitanica) que requieren de una gestión encaminada a la conservación. Hasta la fecha no se habían tomado medidas a tal efecto ya que se carecía de la información mínima necesaria. Los trabajos del grupo han permitido empezar a conocer las limitaciones de estas y otras especies amenazadas, y en el futuro permitirán mejorar sus poblaciones
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