La cantidad de agua utilizada por hectárea de regadío disminuyó en España un 9% entre el periodo 1990-92 y 2002-2004, mientras que la caída se limitó al 7% de media en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), según un informe publicado hoy.
Eso pese a que en España la superficie de riego entre esos dos periodos creció un 12% hasta 3,787 millones de hectáreas, mientras en los 30 Estados miembros de la organización el alza se quedó en un 8% hasta totalizar 54,808 millones de hectáreas, de acuerdo con las cifras del informe de la OCDE "Gestión sostenible de los recursos hídricos en la agricultura".
Mayores reducciones del volumen de agua por hectárea de regadío que la de España se han constatado en algunos de los países en los que el riego es buena parte de la base de la producción agraria.
Así la reducción fue del 45% en Australia, que disponía en 2002 de 2,497 millones de hectáreas de regadío (+5% respecto a 1990-92), del 17% en Francia, que contaba con 2,611 millones de hectáreas (+24%), o del 12% en México que tenía 6,313 millones de hectáreas.
Menores fueron los progresos en eficiencia del uso del agua en otros como Estados Unidos (reducción del volumen del 7%), con 22,543 millones de hectáreas de regadío (+8%), e incluso hubo algunos en los que en lugar de avances se produjeron retrocesos.
Eso ocurrió sobre todo en Estados que incrementaron de forma muy significativa su superficie de regadío: Turquía la elevó en un 33% en el periodo de referencia hasta 5,215 millones de hectáreas y el gasto medio de agua por hectárea al mismo tiempo subió un 39%.
Esa misma tendencia se constató en Grecia, con una expansión del 24% de la superficie regada hasta 1,482 millones de hectáreas y del 8% en la cantidad de agua por hectárea. Algo parecido, aunque en menor medida ocurrió con Canadá: +20% en la superficie de regadío y +1% en el consumo relativo de agua.
La agricultura representaba en 2002-2004 el 44% del consumo de agua en la OCDE, con un incremento en el periodo de referencia (+1%) equivalente al de otros usos.
El porcentaje era muy superior en los países en los que el regadío tiene mucho peso, y en particular Grecia (87%), México (77%), Turquía (75%), Japón (66%), España (60%), Portugal (59%), Nueva Zelanda (57%) y Corea del Sur (55%).
Los incrementos más importantes en el consumo de agua por la agricultura en el periodo estudiado se dio, en términos relativos, en Turquía (84%), Nueva Zelanda (76%), Grecia (33%), Corea del Sur (14%), España (4%), Reino Unido (4%), Francia (3%) y Canadá (3%).
En el extremo opuesto, los usos agrícolas redujeron su uso de recursos hídricos de forma muy significativa en la República Checa (-75%), Eslovaquia (69%), Dinamarca (54%) y Holanda (-50%).
El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, delante de un seminario de expertos sobre recursos hídricos en el que se presentó éste y otros dos informes, alertó de que como en el futuro próximo se van a agudizar los problemas de escasez de agua: "no es una opción" mantener la situación actual, sino que hay que buscar una mayor eficiencia en el uso del agua por la agricultura, dijo.
Gurría aseguró que ejemplos como el de Australia muestran que una mayor eficiencia en el uso del agua no supone una reducción de la producción agrícola.
La OCDE considera que para estimular esa eficiencia se tiene que repercutir a los agricultores no sólo los costes operativos y de mantenimiento por el uso del agua, sino también la parte que les corresponde en las infraestructuras hídricas. EFE
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