WWF localizó el pasado fin de semana los cadáveres de trece rapaces, todas ellas pertenecientes a especies protegidas, que murieron envenenadas a manos de un sospechoso que ya ha sido puesto a disposición judicial. Las aves aparecieron en una finca ganadera situada en el término de La Siruela, al noroeste de la provincia de Badajoz.
Los cadáveres fueron encontrados después de que el alimoche Atlas, uno de los dos ejemplares de esta especie marcados por WWF con emisores satélite, no variase su localización en 72 horas. Los técnicos de la organización ecologista fueron al lugar que señalaba el emisor GPS y encontraron al animal muerto junto al cadáver de un cordero recién nacido que alguien había utilizado como cebo envenenado.
Tras avisar a los agentes medioambientales de la Junta de Extremadura y al Seprona (Guardia Civil), se procedió a una inspección ocular del lugar, donde los funcionarios encontraron otros dos cadáveres de alimoche, además de cuatro buitres negros, cuatro buitres leonados y dos busardos ratoneros.
WWF denuncia que muchos de estos restos aparecieron en el interior del tronco de viejas encinas, «en un claro intento por esconder los cadáveres de las rapaces».
Las posteriores pesquisas realizadas por los agentes permitieron identificar como autor de los hechos al ganadero, que llevaba sustancias tóxicas en su vehículo.
Desde 1995 han aparecido cerca de 200 alimoches muertos por envenenamiento en toda la Península.
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