La fórmula más lluvia, más vegetación, igual a más incendios no acaba de convencer a los ingenieros de montes. Al contrario, desde el órgano colegiado de esta profesión se rebate con argumentos el vaticinio ya aireado de que el vigor forestal que ha sucedido a las lluvias, abundantes en invierno y primavera, va a acabar devorado por el fuego. «En algunas zonas pueden haber crecido muchas plantas herbáceas, pero esa no es una cuestión relevante respecto al riesgo de que tras las precipitaciones se incremente el número de incendios; el principal problema es el abandono del territorio y el combustible que ya está depositado en la biomasa desde años atrás, la aportación de un año es muy pequeña», apreció Carlos del Álamo, decano del colegio de Ingenieros de Montes, según recoge Efe.
En torno a las medidas a tomar para prevenir una campaña antiincendios plena de siniestros, tan catastrófica como las precedentes, los ingenieros de montes estiman que la clave no está tanto en los medios humanos y materiales que se dispongan para hacer frente a los riesgos, y sí la prevención sociológica y socio-económica, que el 95% de los incendios los causa la mano del hombre; sólo el 5% restante se puede achacar a los rayos. «No hay que olvidarse de que los montes rentables nunca arden», subrayó Del Álamo. El decano del colegio de los ingenieros de montes recordó la relevancia que va a tener la implicación de los propietarios forestales en la gestión y aprovechamiento de los recursos de los bosques.
Del Álamo ya ha puesto en alerta a la sociedad sobre los planes del Ministerio de Medio Ambiente pretende suprimir el visado de los planes de prevención de incendios forestales, algo que vienen realizando los técnicos e ingenieros forestales desde hace ochenta años atrás. «Esperamos que esto se corrija en el real decreto que está preparando el Ministerio», concluyó.
0 comentarios realizados :
Publicar un comentario