El verano que se avecina no será fácil para los bosques malagueños. Las lluvias persistentes casi a las puertas de la temporada estival han aportado humedad al suelo, favorable para prevenir incendios en los primeros días; pero también favorecen el crecimiento de hierbas que se secarán tan pronto como apriete el calor y arderán como la pólvora a la menor oportunidad. Hasta el punto de que expertos consultados por SUR califican la situación forestal en Málaga como de «riesgo extremo». Para paliar esta situación, la Delegación de Medio Ambiente lleva a cabo un amplio operativo de prevención, con actuaciones de mejora en cortafuegos y tratamientos de selvicultura en 1.500 hectáreas repartidas por los municipios de la provincia, con un presupuesto de 13,5 millones.
Las fuertes precipitaciones del invierno y la primavera suponen ventajas e inconvenientes de cara al riesgo de fuego, como explica José Damián Ruiz Sinoga, profesor de Geografía Física de la Universidad de Málaga. «El suelo tiene un contenido de humedad alto, lo que ha dado lugar a amplias zonas con vegetación que ha brotado tras la lluvia. Ello genera una biomasa que protege el suelo, permite que se mantenga la humedad por más tiempo y reduce el riesgo de incendios», explica.
Biomasa seca
A renglón seguido, desglosa los efectos contraproducentes de este desarrollo de la flora: «Ahora entramos en el ciclo seco. El suelo pierde su humedad rápidamente hasta que se seca por completo, hasta el punto de marchitez, donde la vegetación que vive del agua del subsuelo se muere». Esa biomasa se convierte en un combustible que arde con gran facilidad, lo que da lugar a una situación de riesgo extremo de incendios forestales, según el científico malagueño. «El año pasado ya fue alto. Este año la densidad de biomasa es enorme, por tanto el riesgo de incendios también lo es».
Ruiz Sinoga aclara que se refiere a un peligro potencial, lo que no quiere decir que se traduzca irremediablemente en incendios graves, y recalca que para combatir esta situación son necesarias técnicas preventivas, con un tratamiento selvícola que limpie y retire la vegetación combustible. Al tiempo, pone el acento en que tales labores se tienen que desarrollar tanto en los montes públicos como en los privados para reducir la capacidad de propagación del fuego.
Remedios Martel, delegada de Medio Ambiente de la Junta en Málaga, busca el lado positivo y esgrime que gracias a las recientes precipitaciones los sustratos mantendrán la humedad durante más tiempo. A su juicio, el campo seguirá fresco hasta mediados de junio, mientras que el mayor peligro de fuego irá desde esas fechas hasta mediados de agosto, con otro pico a principios de septiembre. «Riesgo siempre hay, no se puede negar, pero los acuíferos tienen un buen nivel y la lluvia hace que la vegetación se mantenga verde por más tiempo, por lo que es más difícil que arda».
En este punto, el científico de la UMA es mucho menos optimista e introduce un dato: según sus estudios sobre el terreno, a pesar de toda el agua recibida en invierno y lo que va de primavera, el carácter arcilloso de buena parte de los suelos de Málaga hacía que ya en abril estuvieran prácticamente secos y con la vegetación marchita.
Labor de prevención
Frente a un potencial incendio, Martel coincide en que el mejor arma es la prevención. «No hemos parado de trabajar para mantener los cortafuegos, en tratamientos selvícolas en los puntos de mayor riesgo, para tener accesos y los espacios en la mejor situación».
En los Montes de Málaga -uno de los puntos calientes del mapa provincial- se han intervenido en poco más de 94 hectáreas, según los datos facilitados por la Delegación de Medio Ambiente. Se han efectuado 40 kilómetros de cortafuegos mecanizados; y otros 34 kilómetros de áreas de contención en la zona de Torrijos, dentro de la cuenca del arroyo Chaperas.
El operativo está integrado por cinco equipos (con cinco personas cada uno), con maquinaria ligera; seis tractores con astilladoras; un camión grúa y una giratoria para la retirada de residuos. Parte de éstos se reutilizan, mediante el aprovechamiento de la madera para la industria y como leña.
Al tiempo, se han ejecutado cortafuegos mecanizados, mediante 'bulldozers', en once municipios, entre los que destacan, por su extensión, Canillas de Albaida (21,4 kilómetros), Casabermeja (11,8), El Burgo (10,6) y Sedella (9,2).
Las intervenciones selvícolas se extienden por otros 18 términos municipales, en especial Cómpeta (14 kilómetros), Ojén (7) y El Burgo (5), aunque se ha llegado casi hasta la línea de costa, en puntos de Marbella y Estepona. «El plan Infoca trabaja todo el año en labores de prevención previas al verano, de limpieza, de mecanización de cortafuegos, arreglo de caminos y accesos y para eliminar maleza», destaca la delegada, e insiste en hacer un llamamiento a la responsabilidad de las personas que acceden a estos espacios: «No se puede hacer fuego ni abandonar basuras para evitar accidentes. La concienciación ciudadana es clave para estos espacios».
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