El potencial de los bosques castellonenses como recurso ambiental, y también económico, es inmenso. Un estudio técnico atribuye a una superficie forestal estimada de 80.000 hectáreas en la provincia de Castellón la capacidad de capturar 157.000 toneladas al año de CO2, el principal gas de efecto invernadero.
Una cantidad mareante que tiene traducción palpable a efectos prácticos. La Oficina Española del Cambio Climático estima que cada hogar español emite anualmente cinco toneladas de dióxido de carbono con lo que «de lograrse la biomasa forestal contemplada en el presente estudio se fijarían anualmente las emisiones de 31.420 hogares de nuestra provincia», detalla David Molinos, ingeniero forestal y portavoz de la Asociación de Amics de Palanques (ADP) que ha elaborado el informe.
La equivalencia en población es que las 80.000 hectáreas forestales absorberían el CO2 emitido por 125.680 ciudadanos suponiendo que cada hogar alberga cuatro habitantes.
El colectivo que ha redactado el informe (en el que han participado diferentes técnicos) también compara la cantidad media de CO2 capturado en base a las emisiones de dos grandes industrias radicadas en suelo castellonense. Según el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes, la planta de BP del polígono del Serrallo emitió en 2008 (último dato disponible) 914.000 toneladas de CO2, con lo esta emisión anual sería atenuada en una sexta parte.
«El estudio se basa en una superficie reforestada de 80.000 hectáreas que es algo más de la superficie que arrasaron los grandes incendios de 1993 y 1994. Nos preguntábamos qué influencia tendría recuperar esa masa forestal en forma de captura de dióxido de carbono», cuenta Molinos.
El objetivo del proyecto, del que sólo se ha desarrollado la primera fase, es mucho más ambicioso ya que la intención inicial era «indagar en la viabilidad económica, técnica y ambiental de desviar parte de los costes de compra de los permisos de emisión invirtiéndolos en un desarrollo rural estrictamente dirigido a la recuperación, ampliación, mejora efectiva de las superficies boscosas y reforestación a escala apreciable, a fin de contrarrestar al máximo el balance total de emisiones en el caso de la provincia de Castellón».
Aunque el portavoz de ADP e ingeniero forestal subraya que «la capacidad de captura de CO2 de las masas forestales naturales serían las mismas que las reforestadas artificialmente», Molinos recuerda que «sólo los árboles y los arbustos entre todos los vegetales terrestres poseen la capacidad de acumular de forma efectiva el CO2».
La provincia de Castellón, según el Inventario Forestal de la Comunitat Valenciana, tiene 416.388 hectáreas forestales, el 62,7% de su superficie, el mayor porcentaje de la autonomía.
Además, se han de tener en cuenta otros factores como el tamaño del árbol o la especie pero lo importante es «trasladar la idea de que plantar árboles en el primer mundo es una inversión más que interesante».
El cálculo está elaborado estimando una densidad media de 900 pies en cada una de las 80.000 hectáreas, que a su vez equivale a 2.784.974 toneladas de madera. «Teniendo en cuenta que un 50% del peso en seco de la madera corresponde a carbono, se lograrían inmovilizar 1.392.487 toneladas de carbono».
El técnico forestal admite que no han podido cuantificar ni oficial ni extraoficialmente la cantidad de superficie de la provincia susceptible de ser reforestada, pero apunta que en el triángulo formado por Alcalà de Xivert, Santa Magdalena de Polpis y Salzadella existen terrenos suficientes.
Molinos admite que la inversión en reforestación con fines ambientales choca con la realidad actual. «Como el aire no tiene precio, que es donde está el CO2, es difícil evaluar el coste de los bosques como sumideros de dióxido de carbono, es complicado hablar de rentabilidad desde el punto de vista económico».
Sin embargo, para este ingeniero forestal lo que no admite dudas es que «apostar por una política efectiva de mantenimiento o recuperación de las masas forestales es mucho más efectiva y económica que algunos megaproyectos que requieren el desarrollo de una tecnología muy específica como es la captura e inyección de CO2 en el subsuelo». Cabe recordar que el Ministerio de Industria tiene reservada una cuadrícula minera que afecta a varios municipios de Els Ports que podrían convertirse en un futuro en almacenes subterráneos del principal gas de efecto invernadero.
Molinos concluye con una reflexión: «La madera es un recurso renovable que si se gestiona bien, la tendremos siempre».
0 comentarios realizados :
Publicar un comentario