Brasilia, 9 jul (EFE).- Ecosistemas brasileños de sabana tropical o "cerrado" y de bosque blanco o "caatinga", dos de los principales del país, fueron declarados Patrimonio Nacional, por lo que el uso de sus recursos naturales será restringido, informó hoy el Ministerio de Medio Ambiente.
La inclusión de esos dos ecosistemas en el Patrimonio Nacional se hizo mediante una enmienda constitucional aprobada el miércoles por el Senado.
Tras la nueva calificación, el "cerrado" y la "caatinga" se unen a otros ecosistemas típicos del territorio brasileño que también están protegidos por la Constitución, como la selva amazónica, el bosque atlántico, el litoral marítimo o el Pantanal de Mato Grosso.
La "caatinga" (palabra de origen indígena que significa "bosque blanco") es un ecosistema único en el mundo que ocupa el 11% del territorio brasileño y que alberga a un millar de especies vegetales.
Esta región semiárida acoge una gran variedad de especies que, bajo un uso sostenible, sirven para producir maderas, fibras, resinas, caucho e incluso extractos medicinales y alimenticios.
Aun así, las autoridades advierten de que casi la mitad de la "caatinga" (46,38%) ha sido alterada por la explotación de sus recursos naturales, lo ha originado un proceso de desertización que amenaza la totalidad del territorio.
El "cerrado", que cubre una extensión igual a la de Europa occidental, alberga el 5% de la diversidad biológica del planeta y está considerado como la sabana tropical más rica del mundo.
Tras la selva amazónica, el cerrado constituye el segundo mayor ecosistema de Brasil, y sus recursos naturales son la base de sustento de muchas poblaciones rurales e indígenas que también forman parte del patrimonio cultural e histórico brasileño, según el Ministerio del Medio Ambiente.
La sabana tropical acoge una de las vegetaciones más amenazadas del país, y se calcula que perdió ya casi la mitad (47,84%) de toda su extensión, cuya área original ocupaba 204 millones de hectáreas.
Entre 2002 y 2008, el "cerrado" perdió más de 85.000 kilómetros cuadrados de bosque, según datos obtenidos por imágenes de satélite, lo que supone una media de 14.200 kilómetros cuadrados deforestados cada año. EFE
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