El primer ministro de Rusia, Vladímir Putin, prohibió ayer la exportación de cereales del 15 de agosto hasta el 31 de diciembre en previsión de las secuelas de la sequía y de los fuegos que han obligado a declarar el estado de emergencia en 27 regiones del país. La medida, adoptada por decreto, hizo subir de inmediato los precios en el mercado mundial del trigo. En la bolsa de Chicago, el valor de los contratos para el próximo diciembre alcanzó su máximo en 23 meses, según Interfax.
El súbito veto a las exportaciones perjudicará al mercado y a las empresas rusas que se habían adjudicado contratos internacionales, según dijo a esta agencia el presidente de la asociación de productores de cereales de Rusia, Arkadi Zlochevski. Agregó que no existe mecanismo para retirar los cereales pendientes de ser cargados en los puertos.
Debido a la sequía, el Ministerio de Agricultura rebajó la previsión de producción de cereales de 90 millones a 70 millones de toneladas para 2010. La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) prevé un descenso de la producción de cereales en Kazajistán y Ucrania, lo que, unido a la sequía rusa, hace temer por las existencias de trigo en el mercado en 2010/2011.
Putin prometió además 35.000 millones de rublos (unos 900 millones de euros) de ayuda al sector agrícola y el reparto de los cereales del fondo de intervención entre las regiones siniestradas, en lugar de vender esas reservas en subastas. El veto exportador afecta al trigo, la cebada, el centeno, el maíz y las harinas de estos granos. Además, el Gobierno ruso propondrá a sus socios en la Unión Aduanera (Kazajistán y Bielorrusia) que adopten la misma medida. Rusia es el cuarto exportador de trigo del mundo y Kazajistán es también un importante productor.
Los incendios se habían cobrado la vida de 50 personas hasta ayer, día en el que se registraron 589 focos con 195.834 hectáreas de superficie, lo que es un aumento respecto a la jornada precedente (520 focos y 188.538 hectáreas), según información del Ministerio de Situaciones de Emergencia (MSE).
El responsable de este departamento, Serguéi Shoigú, afirmó que se controla concienzudamente la situación en la región de Briansk, en el distrito de Novozykovski, donde hay unos enterramientos radiactivos procedentes de la catástrofe de la central nuclear de Chernóbil en 1986.
"En caso de que se produzca allí un incendio, además de los productos de la combustión pueden levantarse radionucleidos y aparecerá una nueva zona contaminada", señaló Shoigú, según Interfax. Mientras tanto, el fuego cercano al Centro Nuclear Federal en la ciudad cerrada de Sarov había sido controlado y, debido al cambio de dirección del viento, Moscú amaneció ayer más despejado, pero mantuvo una alta temperatura, 34,4 grados, que puede aumentar a 40 grados en los próximos días. El río Moscova está tan caliente que hasta han aparecido medusas en él.
Esta corresponsal pudo ver ayer cómo luchaban contra el fuego los responsables del distrito de Orejo-Zuevo, en la región de Moscú, donde ardían más de 35 hectáreas de terreno. A 63 kilómetros de la capital, varios bomberos, ayudados por helicópteros que lanzaban agua, trataban de reducir un incendio que amenazaba a la carretera federal que une Moscú con Nizhni Nóvgorod y otras ciudades en dirección este. Sus esfuerzos apenas lograban mantener a raya al incendio, que en algunos lugares era subterráneo y afectaba a la capa de turba, y en otros salía a la superficie y quemaba el bosque.
Debido a la reforma de la gestión forestal en Rusia, el número de guardabosques en la región se ha reducido a la mitad y ha desaparecido el sistema centralizado de vigilancia de los bosques, según Víctor Sorokin, vicejefe del distrito. "En los bosques no hay suficiente equipo para apagar los fuegos. El Ministerio de Situaciones de Emergencia es responsable de las ciudades, pero en los bosques, debido a la reforma, falta gente y esta se contrata cuando se necesita". "Antes todo estaba centralizado y en unas mismas manos", señalaba el funcionario.
En 2007 entró en vigor en Rusia el código forestal que establece un complicado sistema de responsabilidades entre distintas instituciones. Esta circunstancia, junto con la deficiente financiación, ha degradado el sistema de vigilancia forestal de la época soviética.
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