El 41 por ciento del suelo boliviano está en proceso de degradación por la erosión y la desertificación. Según un experto, estos fenómenos impulsarán una creciente “migración climática” en las regiones más afectadas.
La erosión es el desgaste de la capa superficial de la tierra, donde normalmente se hallan los sustratos que ayudan a fertilizar el suelo. Si bien el aire y el agua pueden provocar erosión, el quitar las capas de protección, como hierbas, árboles y rocas, también influye en su expansión. La desertificación, en cambio, ocurre cuando la tierra pierde capacidad productiva. La erosión es una causa, pero también la falta de agua, el cultivo excesivo o la amplia deforestación.
En Bolivia, los departamentos más afectados por estos fenómenos son La Paz, Cochabamba, Chuquisaca, Potosí y Oruro, especialmente en sus regiones áridas y semiáridas.
El representante en Bolivia de Soluciones Prácticas ITDG, Mario Enríquez, dijo que entre los efectos se hallan las variaciones en la producción agropecuaria, menor disponibilidad de agua debido al retroceso de los glaciares, la proliferación de enfermedades y de plagas en zonas donde no existían.
Según Enríquez, si no se atiende con prontitud esta situación, Bolivia va a experimentar un efecto conocido como migración climática. Esto significa que, al no encontrar condiciones favorables de vida, principalmente en el abastecimiento de agua y de alimentos, las familias de las áreas rurales emigrarán a las ciudades, hecho que engrosará los cinturones de pobreza ya existentes en Bolivia.
Comentó que en el acercamiento que tuvo con distintas comunidades del altiplano y otras regiones pudo percibir que los campesinos están preocupados porque aparecen plagas desconocidas que atacan y dañan sus cosechas de tubérculos, granos y hortalizas.
También sienten que el sol quema más y genera problemas en la piel. Además perciben que, a pesar de cultivar la misma cantidad de tierra, con cualquiera de sus productos, las cosechas con mucho menores.
Entre los síntomas más alarmantes del efecto climático, afirma Enríquez, están la carencia del agua, tanto en riego como para el servicio potable.
A esto se suma el hecho de que las lluvias han variado y una de sus manifestaciones es que cada vez los periodos lluviosos son más cortos pero también más intensos.
De acuerdo con los índices de emergencia, los países andinos tienen los niveles más altos de riesgo ante eventos extremos.
En las últimas cuatro décadas, en la región andina, los fenómenos climáticos han sido más severos y se han registrado con relativa frecuencia. Los impactos de El Niño y La Niña han sido considerables y han dejado al descubierto en los países de la región altos grados de vulnerabilidad, ante la variedad de riesgos y amenazas de origen climático.
Los efectos y propuestas de solución a este problema fueron analizados por este organismo de cooperación técnica en un seminario internacional realizado el martes 21 y miércoles 22 de septiembre en coordinación con la oficina regional de Ciencias de la UNESCO para América Latina y el Caribe.
El propósito fue conocer e intercambiar experiencias, entre distintos países de la región andina, sobre impactos, necesidades y alternativas comunes y diferenciadas entre sí. Los organizadores informaron que, a partir de las ponencias, se formularán estrategias para la difusión y desarrollo de tecnologías y métodos apropiados.
La degradación de la tierra continúa. Mario Enríquez dijo que, de acuerdo con aproximaciones, se observa que en Bolivia cada vez se están habilitando nuevas tierras para la actividad agrícola en desmedro de los bosques naturales que generan oxígeno.
Para destacar
La erosión de los suelos es una de las causas de la pérdida de la capa nutritiva de la tierra, lo que impulsa su desertificación.
Los factores que contribuyen a empeorar esta situación son la deforestación, el cultivo excesivo y el pastoreo intensivo.
El efecto puede provocar la migración de personas que no logran satisfacer sus necesidades básicas en agua y alimento.
En general estos problemas se agravan en las zonas áridas rurales, donde la sequía se prolonga en cada temporada.
Volviendo al trueque
En Colombia se aplica el trueque o intercambio y recuperación de semillas, como una manera de ayudar al suelo, desde hace dos años, comentó el ecólogo Andrés Gonzales, quien participó en el seminario internacional Clima Andino, como representante de comunidades indígenas del pueblo Kokonuco.
Con ellos se construyó una metodología para analizar la vulnerabilidad de las comunidades ante los efectos del clima. Tras un diagnóstico se planteó la necesidad de rescatar los conocimientos ancestrales para hacer frente a esos efectos.
También se trabajó en seguridad alimentaria, a través de la confección de un sistema de alerta temprana, el análisis de las vulnerabilidades frente a los impactos del cambio climático y el diseño y ejecución de estrategias de adaptación ante estos eventos a escala local y regional.
Sequías e inundaciones
El especialista peruano Juan Tórrez Guevara contó la experiencia de algunas comunidades campesinas de alta montaña de los Andes y de las comunidades del desierto de su país, en cuanto al trabajo de mitigación de los efectos del cambio climático.
Tórrez afirma que el agua será el principal elemento afectado por el cambio climático, y las consecuencias se revelarán a través de sequías e inundaciones. El agua que escasee o venga de golpe generará situaciones de riesgo. “Nuestras poblaciones andinas de las montañas y de las zonas áridas están especialmente vulnerables”.
Tórrez asegura que se tiene que trabajar con actitudes proactivas, con estrategias de mitigación de los impactos climáticos, trabajo que se debe ejecutar con detalle y de manera local y en el que cada municipio debe hacer un análisis particular.
Analizar el contexto
Uno de los ejes fundamentales de análisis del problema del cambio climático es el contexto mundial y analizar el problema en cada uno de los pisos climáticos, según el experto Édgar Isch, quien fue ministro de Medio Ambiente del Ecuador en 2003.
Recomendó no tomar el fenómeno en forma general y recordar cómo las poblaciones ancestrales se adaptaron a los cambios climáticos.
Para ello, dijo, se debe relacionar los conocimientos de la ciencia indígena con la contemporánea, ambos saberes deben dialogar y permitir obtener mejores condiciones para hacer frente a la coyuntura.
Afirmó, de la misma manera, que los países desarrollados deben luchar por la justicia climática para contribuir al logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio desde una perspectiva positiva de fortalecimiento de capacidades.
Para destacar
La erosión de los suelos es una de las causas de la pérdida de la capa nutritiva de la tierra, lo que impulsa su desertificación.
Los factores que contribuyen a empeorar esta situación son la deforestación, el cultivo excesivo y el pastoreo intensivo.
El efecto puede provocar la migración de personas que no logran satisfacer sus necesidades básicas en agua y alimento.
En general estos problemas se agravan en las zonas áridas rurales, donde la sequía se prolonga en cada temporada.
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