El milano negro adorna su nido con desechos plásticos (en su mayoría de color blanco) para advertir a otras aves sobre sus características, como la capacidad de lucha, la calidad de su territorio y su propensión al conflicto físico. De esta forma, los propietarios evitan la intrusión de otros milanos más jóvenes, que buscan robar comida o apropiarse de la zona. El trabajo de investigadores del CSIC , que publica la revista Science, es el primero en constatar el uso de señales externas al cuerpo de un animal en un contexto no sexual, informa esta institución.
Durante la investigación se vigilaron más de 150 de los nidos de esta especie (Milvus migrans) localizados en el Parque Nacional de Doñana (Huelva). Los resultados demuestran que un mayor uso de decoración está relacionado con la mayor calidad de la pareja propietaria del nido.
El uso de los residuos decorativos asciende desde el nacimiento de las aves hasta alcanzar un máximo, a partir del cual comienza a disminuir paulatinamente. Las aves que más desechos utilizan se encuentran entre los 10 años y los 12 años, con un nivel de decoración del 50%. En esta franja de edad, el milano negro "alcanza su máximo éxito reproductor" y su mayor capacidad de defensa frente a ataques, explica uno de los responsables de la investigación, el biólogo Julio Blas
La distribución de material también ha servido para constatar que esta especie siente predilección por los desechos plásticos de color blanco, que fueron seleccionados en el 90% de las ocasiones. El biólogo sugiere que esta preferencia se debe a "la mayor durabilidad del plástico y a la gran visibilidad del blanco", que permite ser detectado desde muy lejos y facilita la resolución de conflictos desde la distancia.
Este comportamiento podría compararse con "los códigos de color usados en los cinturones en artes marciales", que también varían en función de las capacidades del individuo, afirma Blas. "El portador de un cinturón blanco no intentaría enfrentarse a uno negro, ambos se benefician del uso de estos códigos ya que el buen luchador no pierde su tiempo y el inexperto no sufre lesiones", añade.
Los investigadores, liderados por Fernando Hiraldo, han comprobado que los nidos más decorados sufren un 10% menos de ataques invasivos, lo que confirma que el significado prohibitivo de la señal es aceptado por toda la comunidad. Para demostrar que el milano decora su nido en función de sus habilidades para luchar y no de la disponibilidad del material, el equipo aumentó la decoración de un conjunto de nidos de forma artificial. Los ejemplares más cercanos a su plenitud física mantuvieron la decoración, mientras que los de mayor y menor edad se deshicieron de ella. Además, el nivel de ataques que sufrieron los individuos que no rechazaron los residuos se duplicó.
Según Blas, este fenómeno se debe a que el resto de la comunidad comprueba la capacidad física del individuo cuando este cambia su señal. Así, "evitan que un milano débil se aproveche de esta señalización y se haga pasar por un ejemplar fuerte, ya que el coste fisiológico de hacer uso de decoración en el nido es muy bajo", aclara. Por ello, los ejemplares de mayor y menor edad no se arriesgan a pasar por esa prueba, por lo que rechazan la decoración.
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