El Ayuntamiento de Ponga ha enviado un escrito a la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno del Principado de Asturias para solicitar «la realización de controles para los lobos en los términos del concejo» pongueto. Además, proponen desde la administración presidida por el asturianista Cándido Vega, esos controles deberán ser llevados a cabo «por los guardas y cazadores locales».
Hasta llegar aquí ha pasado mucho tiempo y muchas cosas. Según el alcalde de Ponga se ha tomado esta decisión porque directamente «se veta al Ayuntamiento» desde el Gobierno regional y desde el Parque Natural a la hora de establecer un censo, tanto de número de lobos como de contabilidad de daños producidos por éste a los animales del municipio. Los ganaderos, sin embargo, asegura el regidor, «piden explicaciones al órgano más importante del concejo, o sea, al Ayuntamiento, de cómo está la situación y qué es lo que se hace para solucionarla». Sin embargo, «la censura de este Gobierno y este Parque llega hasta el punto de que nosotros ni sabemos nada, ni nos quieren informar de nada». Así que, la Administración local ha decidido elaborar un «censo contabilizado por los propios ganaderos». Y así, se ha concluido que durante 2010 ha habido un total de «365 animales muertos» a causa de la mordedura del lobo. Han sido «55 terneros; 137 ovejas; 41 cabras; 95 corderos; 20 cabritos; 12 potros; dos vacas; un asno; un cerdo y hasta un perro de caza», unas cifras que dejan «una situación espeluznante y muy preocupante» al actual regidor pongueto y a su equipo que, señalan, «hasta ahora no habíamos sido conocedores de datos de estas características porque se nos han ocultado siempre», subraya.
Por eso, no sólo solicita que el Gobierno regional se ponga manos a la obra y haga controles «serios», sino que considera «primordial y muy necesario» para la transparencia del asunto «que sean los cazadores de la zona y los guardas los que salgan a hacer esos controles» en lugar de, «cuatro ecologistas que vienen aquí a cubrir el expediente y no matan ningún ejemplar de lobo», sentencia el regidor.
Porque eso es lo que piensa el alcalde de Ponga, que, hasta la fecha, «no han matado absolutamente nada» porque de otra forma «no se explicaría la desbandada tremenda de lobos que existen ahora mismo en el concejo». El primer edil no sabe cifrar el número de cánidos, pero asegura que «han crecido con el paso de los años» y que la cercanía a las personas y la peligrosidad aumenta cada vez más. Lo dice porque «nunca se había dado hasta la fecha que un lobo devorara a un perro de caza, es algo insólito», dice Vega. Ahora «tenemos miedo de que alguna persona que esté en el monte al cuidado de su ganado pueda sufrir los mismos daños», previene. El regidor espera que desde el Gobierno den un paso adelante y hagan caso del escrito remitido desde su administración. De no ser así, «saldremos a la calle a que nos vean, a ver si así nos quieren escuchar», amenaza.
El tema de los daños de los lobos en el Oriente de Asturias vuelve a surgir con fuerza, aunque esta vez los que parecen verse más afectados son los ganaderos de Ponga. Hasta ahora, las quejas habían estado centradas principalmente en la sierra del Cuera y, especialmente, en el entorno de los Picos de Europa. La eterna lucha entre conservación de las especies predadoras y la ganadería sigue vigente. Y la Administración trata de compensar con ayudas por esas muertes a los ganaderos. Ponga reclama soluciones.
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