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Las nuevas tecnologías empleadas en el aprovechamiento maderero permiten hablar de nuevos desarrollos en la actividad
Hay sectores más propicios que otros a la hora de plantear innovaciones dentro del ciclo de productividad pero, no cabe duda, que los continuos avances en la tecnología y la maquinaria en general hacen que sea posible hacer frente a nuevos desarrollos en casi todos los frentes. El aprovechamiento forestal es uno de ellos.
A pesar de haber muy pocos parámetros que se puedan modificar dentro de esta área, donde las circunstancias orográficas de los montes condicionan la extracción de la madera y las etapas de esta actividad son las mismas desde hace años, este ámbito empresarial se ha visto mejorado por la introducción de pequeños, pero vitales, cambios a la hora de trabajar. La especialización de las maquinas utilizadas en el proceso productivo ha sido su particular motor para impulsar la innovación en este sector primario.
Los cambios más significativos que han percibido las empresas del ámbito forestal son los nuevos vehículos que facilitan las labores de cada una de las fases del aprovechamiento de la madera. Cada vez más potentes y con menor incidencia sobre el suelo, han servido para agilizar el trabajo, aumentar la productividad, minimizar los riesgos de los trabajadores y reducir el impacto ambiental.
Recogida de residuos
La mayor innovación introducida en el aprovechamiento forestal de los últimos años ha sido la utilización de empacadoras de residuos que lo transforman en subproductos. Existe una parte importante de finos, hojas y cortezas que no se recogen como el resto debido a su tamaño, y quedan como desechos en los montes. Lo habitual, hace años, era proceder a la quema de esta biomasa, pero las nuevas tecnologías han permitido diseñar una maquinaria específica para esta fase de extracción que, si bien no es la principal, sí resulta fundamental para concluir el ciclo con el mayor respeto medioambiental posible.
Estas máquinas recogen, prensan, empacan y encintan los residuos. Sus capacidades técnicas son complicadas ya que, en primer lugar, debe ser un vehículo capaz de entrar en el monte sin problemas y con la base de un autocargador, dotado de una grúa que permita la recogida de una biomasa que no está amontonada como la madera sino esparcida a lo largo de la superficie del monte. Además, deben poder prensar los restos del aprovechamiento para generar una paca que, puesta en un cargadero, se pueda transportar por carretera, evitando los problemas que suscitaban antes los grandes volúmenes con muy poco peso que hacían inviable económicamente su transporte.
«Para el empacado de residuos hemos adaptado sistemas que ya existían en otros sitios, como los países escandinavos, a las circunstancias de nuestra comunidad autónoma y a las especies que aquí tenemos. La primera máquina de estas características que vino a España la trajo nuestra empresa en el 2003 y sólo servía para el pino, por lo que hubo que adecuarla para la utilización en el eucalipto», indica Eloy Gutiérrez Núñez, director de Álvarez Forestal, compañía cántabra con sede en Torrelavega.
Sin embargo, todavía el uso de estas tecnologías no está ampliamente difundido debido al coste de las mismas, ya que requieren de una inversión cercana a los quinientos mil euros. A esto hay que sumarle la inexistencia, actualmente, de plantas de valorización que aprovechen esta biomasa para generar energía, por lo cual las pacas de residuos no tienen un destino aún concreto.
Mejoras ambientales
Estas empacadoras suponen un avance medioambiental muy importante. Al no quemarse la zona, permite que el suelo siga manteniendo su materia orgánica, evitando que se degrade, y las emisiones de dióxido de carbono se eliminan del proceso. Además, como se retiran los restos del aprovechamiento maderero, los incendios accidentales en las superficies de tala forestal han disminuido enormemente. Por estas razones, la empacadora de residuos, a pesar de ser una maquina secundaria al trabajar con un subproducto del proceso, tiene una gran relevancia en el ciclo de sostenibilidad del monte.
Pero, como subraya Gutiérrez Núñez, «esta nueva maquinaria se está introduciendo poco a poco, no sólo por su precio, sino porque hay un cuello de botella que es qué hacer con la biomasa, ya que a día de hoy es un residuo de difícil utilización; no hay empresas en las inmediaciones de la región que, de momento, la den un uso. En España, sí hay algunas instalaciones de papeleras que están haciendo una utilización parcial de la biomasa, pero no es suficiente para dar una respuesta a todo el volumen que se genera. En Cantabria, esperemos que esto se resuelva pronto, porque desde Álvarez Forestal ya tenemos un proyecto en ejecución de planta de valorización de biomasa forestal».
Los mayores problemas que presenta la utilización de nuevas tecnologías en el sector es que la maquinaria requiere de una inversión muy alta y difícil de soportar por muchas compañías. Las subvenciones que actualmente existen están destinadas a microempresas, principalmente autónomos con menos de diez trabajadores, con lo que su capacidad de adquisición es bastante reducida. En opinión del director de la sociedad forestal cántabra, «si las subvenciones son para microempresas, pero resulta que éstas luego no tienen una garantía de trabajo, una continuidad, para qué les sirve esa maquinaría. Se tiende a ayudar a este tipo de sociedades cuando, desde mi punto de vista, tienen muchos más problemas que el de la subvención, sobre todo cuando la planificación forestal por parte de las administraciones no es la más adecuada».
Superficie forestal
Cantabria tiene cerca de un setenta por ciento de suelo forestal y, dentro de éste, se trabaja en alrededor de un quince por ciento. La mayor parte de las fincas que su utilizan para el aprovechamiento de la madera son terrenos que, anteriormente ,se habían desechado para otros usos y que se habían quedado en zonas de matorral, por lo que la plantación que llevan a cabo las empresas de este sector sirve para poner estas áreas en producción, generando un nuevo ciclo sostenible y creando un nuevo valor añadido al monte.
En el caso de Cantabria, más del noventa por ciento de los árboles que se plantan con este fin son eucaliptos y, ya en mucha menor medida, pinos. Su uso es básicamente la producción de pasta para papel. La utilización de eucaliptos con este fin ha venido unido desde hace años a cierto debate sobre la pérdida de calidad del suelo, pero actualmente, como señalan los expertos, se ha demostrado que no es una especie dañina para el entorno, sino que evita la erosión, puede convivir con otros árboles y, además, es un gran captador de dióxido de carbono.
Un problema al que se enfrenta actualmente el mundo del aprovechamiento forestal es, sin embargo, el uso de la madera extraída. En 2009 hubo una restructuración del sector que afectó a los clientes de esta actividad. Muchas fábricas de pasta de papel cerraron, las cuales tenían una cuota de mercado cercana al treinta por ciento de la madera comercializada desde Cantabria, golpeando directamente a esta actividad rural.
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27 febrero 2011
Maquinaria puntera para el sector forestal
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