Alfredo Rodríguez fue nombrado presidente del Cluster da Madeira de Galicia (CMA) hace poco más de una semana y ya se ha puesto a trabajar duro para detectar las necesidades más apremiantes de sus asociados.
¿Qué líneas de trabajo se van a impulsar más en esta etapa?
Ahora que los mercados naturales de la industria de la madera están deprimidos o tienen pocas perspectivas de recuperación a corto plazo, es el momento idóneo para hacer una reflexión interna en cada empresa. El Cluster en este sentido a lo que ayuda es a fomentar ese tipo de reflexión de las necesidades de las empresas que pasan por malos momentos, que son casi todas, e intentar reconducir en la medida de lo posible los recursos con los que cuentan las empresas.
Entre esas necesidades, el sector propuso un plan de ayudas a la compra de mobiliario, como se hizo con el automóvil. ¿Mantienen esa petición?
En ese sentido, sí, hay factores y políticas que sin duda pueden ayudar. El Cluster, desde su Junta Directiva, en cierto modo actuará de portavoz de los asociados en ese tipo de inquietudes. Eso es lo que se transmitirá a las administraciones e instituciones. Ahora no creo que sea momento de nombrar esas propuestas, porque son comunicaciones que no solo se hacen desde el Cluster, sino que se consensúan con otras asociaciones del sector.
¿Le transmitieron los asociados alguna necesidad inmediata para paliar la crisis del sector?
El Cluster lleva ya tiempo indagando dentro de sus asociados, incluso con visitas personales de nuestra gerencia a las empresas. Aún no he tenido tiempo de analizar la documentación que recabó al Cluster porque acabo de llegar al cargo de presidente. Ahora tenemos que analizar durante un tiempo prudencial la situación de los proyectos.
A grandes rasgos, ¿qué expectativas hay para 2011?
Ahora mismo, en una situación tan volátil como la que vivimos, solo las personas que tienen poco que perder anuncian expectativas de manera clara. La verdad es que son inciertas porque hay demasiados cambios. Hablar de una expectativa clara sería frivolizar porque creo que nadie la tiene. Si es así, que venga y nos la cuente. Cada empresa tiene unos mercados distintos, pero en general todas las predicciones son conservadoras. Las empresas están trabajando mucho en buscar alternativas a los mercados deprimidos, que redujeron la demanda o que no tienen capacidad de pago. La situación financiera está influyendo mucho. Las que podrían tener un proyecto más ambicioso, no les queda más remedio que contenerse y no dar saltos porque si no cuentan con el respaldo financiero eso coarta su estrategia.
Usted se formó en el exterior y eso le dará una visión de cómo funcionan las cosas fuera. ¿Hay algo que se pueda aplicar al sector en Galicia?
El conocimiento del escenario forestal en otros países tampoco a veces no sirve de nada importarlo, porque los recursos forestales están muy ligados al territorio y, aquí, a la propiedad minifundista, algo que es una desventaja competitiva que vamos a tener que arreglar. Es algo que se está haciendo desde hace tiempo. Ahora mismo tenemos el borrador de la ley de montes encima de la mesa y lo estamos estudiando. También es importante que intentemos comunicarnos lo mejor posible con nuestras empresas asociadas. En momentos de crisis, se produce un efecto cascarón, que consiste en que cada compañía intenta solucionar sus problemas a título individual, por lo que pierde la perspectiva general y le impide buscar soluciones fuera.
¿Qué líneas de trabajo se van a impulsar más en esta etapa?
Ahora que los mercados naturales de la industria de la madera están deprimidos o tienen pocas perspectivas de recuperación a corto plazo, es el momento idóneo para hacer una reflexión interna en cada empresa. El Cluster en este sentido a lo que ayuda es a fomentar ese tipo de reflexión de las necesidades de las empresas que pasan por malos momentos, que son casi todas, e intentar reconducir en la medida de lo posible los recursos con los que cuentan las empresas.
Entre esas necesidades, el sector propuso un plan de ayudas a la compra de mobiliario, como se hizo con el automóvil. ¿Mantienen esa petición?
En ese sentido, sí, hay factores y políticas que sin duda pueden ayudar. El Cluster, desde su Junta Directiva, en cierto modo actuará de portavoz de los asociados en ese tipo de inquietudes. Eso es lo que se transmitirá a las administraciones e instituciones. Ahora no creo que sea momento de nombrar esas propuestas, porque son comunicaciones que no solo se hacen desde el Cluster, sino que se consensúan con otras asociaciones del sector.
¿Le transmitieron los asociados alguna necesidad inmediata para paliar la crisis del sector?
El Cluster lleva ya tiempo indagando dentro de sus asociados, incluso con visitas personales de nuestra gerencia a las empresas. Aún no he tenido tiempo de analizar la documentación que recabó al Cluster porque acabo de llegar al cargo de presidente. Ahora tenemos que analizar durante un tiempo prudencial la situación de los proyectos.
A grandes rasgos, ¿qué expectativas hay para 2011?
Ahora mismo, en una situación tan volátil como la que vivimos, solo las personas que tienen poco que perder anuncian expectativas de manera clara. La verdad es que son inciertas porque hay demasiados cambios. Hablar de una expectativa clara sería frivolizar porque creo que nadie la tiene. Si es así, que venga y nos la cuente. Cada empresa tiene unos mercados distintos, pero en general todas las predicciones son conservadoras. Las empresas están trabajando mucho en buscar alternativas a los mercados deprimidos, que redujeron la demanda o que no tienen capacidad de pago. La situación financiera está influyendo mucho. Las que podrían tener un proyecto más ambicioso, no les queda más remedio que contenerse y no dar saltos porque si no cuentan con el respaldo financiero eso coarta su estrategia.
Usted se formó en el exterior y eso le dará una visión de cómo funcionan las cosas fuera. ¿Hay algo que se pueda aplicar al sector en Galicia?
El conocimiento del escenario forestal en otros países tampoco a veces no sirve de nada importarlo, porque los recursos forestales están muy ligados al territorio y, aquí, a la propiedad minifundista, algo que es una desventaja competitiva que vamos a tener que arreglar. Es algo que se está haciendo desde hace tiempo. Ahora mismo tenemos el borrador de la ley de montes encima de la mesa y lo estamos estudiando. También es importante que intentemos comunicarnos lo mejor posible con nuestras empresas asociadas. En momentos de crisis, se produce un efecto cascarón, que consiste en que cada compañía intenta solucionar sus problemas a título individual, por lo que pierde la perspectiva general y le impide buscar soluciones fuera.
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