28 noviembre 2011

Proceso de recuperación del territorio forestal comunal que podría ocupar más de 2.000.000 hectáreas

visto en elpais.com

En el siguiente artículo se muestra la historia de un caso particular de titularidad de los montes españoles: Los montes en mano común.
Ahora se están conformando las Juntas Gestoras, órganos de gestión de montes que hasta ahora carecían.

Gracias a esta figura legal, aquellos montes españoles, están recuperando su identidad.




El bosque vuelve a estar animado

Esta historia atraviesa más de un siglo y de punta a punta el mapa español: de Zaragoza a Cáceres, de Asturias a Soria, saltando por sus montes comunales. El tendido del ferrocarril y las guerras carlistas habían dejado las arcas nacionales tiritando... Ahogado por las deudas, el Estado decide, a finales del XIX, sacar a subasta pública las tierras que estaban en manos muertas, las de la Iglesia, los militares, las universidades. Y también las de los Ayuntamientos, de cuyos pastos, leña y caza vivían pueblos enteros.

Así comenzó esta historia. La Asociación Forestal de Soria quiere hoy devolver la vida a aquel patrimonio natural que perteneció a los vecinos. En algunos pueblos ya tienen planes avanzados o actividades en marcha para desbrozar montes, levantar las paredes de piedra caídas, organizar la entrada del ganado, vender acebo de forma controlada, restaurar casas, sembrar patatas, celebrar jornadas gastronómicas, recuperar acequias, salvar robles centenarios... Pero ¿quién puede hacer todo eso? Los propietarios. ¿Y quiénes son hoy los propietarios de aquellos montes? Volvamos a la antigua historia...

La desamortización sembró el temor en los pueblos: cualquiera podía comprar las tierras y privarles de su medio de vida. Decidieron organizarse, se endeudaron, pidieron préstamos y mandaron a algunos vecinos para que asistieran a aquellas subastas públicas. "Comprar el monte no fue fácil, 117.000 pesetas eran mucho entonces; la mayoría lo pasó mal, malvendían el ganado para pagar las letras y en mi pueblo tuvieron que ceder el derecho de tala durante 40 años. Y solo se reservaron el derecho a usar los pastos y coger madera para construir las casas y leña para el hogar", relata Cándido Moreno de Pablo, 71 años, natural de Herrera de Soria. Pero se hicieron con la propiedad. Sus bisabuelos fueron de aquellos 45 vecinos, posiblemente todo el pueblo, que compraron el monte y se beneficiaron de él a partes iguales. Así ocurrió en muchas provincias y surgieron los montes de socios, sociedad de vecinos, de baldíos, en cada sitio toman su nombre.

Pero las oleadas migratorias del siglo XX vaciaron los pueblos: allí quedaron montes, casas y documentos de propiedad, perdidos muchos para siempre.

Esa fragilidad documental ha permanecido hasta hoy. Si no hay papeles, cualquier ayuntamiento puede hacerse titular del monte. "No era justo que esas propiedades que se compraron con tanto esfuerzo y que pertenecen a los vecinos cambiaran de manos así, sin más. Nos propusimos buscar a los herederos y proponerles el rescate de los montes y dar un impulso al desarrollo rural", explica Pedro Medrano, director técnico de la Asociación Forestal de Soria (www.montesdesocios.es).

El Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural les concedió el año pasado 732.000 euros para que peinaran los archivos en busca de los propietarios y sus herederos. El camino genealógico les ha llevado donde era de esperar: a Argentina, por ejemplo, pero también a Barcelona, a Bilbao... El trabajo en la provincia de Soria, la más avanzada, ya está completo: se vendieron 185.000 hectáreas forestales y el 81% acabó en montes de socios, una parte para cada uno. Ahora están repitiendo el proceso en Zaragoza. Las cifras que van saliendo indican que los estudios que hay hasta la fecha se han quedado muy cortos (ver gráfico). Algunos expertos y estudiosos del asunto calculan que el territorio comunal podría ocupar más de dos millones de hectáreas de los cerca de siete millones de superficie forestal que se desamortizaron. Los montes del común, o montes de suertes, han quedado todo este siglo al cuidado de unos pocos lugareños, pero no podían tomar decisiones sin el concurso de todos los propietarios, algo prácticamente imposible. Para salvar ese escollo legal que tenía paralizadas cientos de hectáreas, se modificó en 2003 la Ley de Montes y se abrió paso a las juntas gestoras, para cuya constitución bastan 11 vecinos que ahora sí, tienen poder de decisión. En Soria ya se han constituido 22 de estas juntas -siete en Asturias y hay algunas en cartera en León y Segovia-, pero no se han conformado con eso. Han seguido buscando a todos los herederos, tirando para ello de archivos, pero también de la memoria de los más ancianos, "lo que ha propiciado, además, fructíferos encuentros e intercambios entre generaciones". La propia constitución de las juntas gestoras, a las que se ha querido dotar de gran solemnidad, ha sido todo un acontecimiento en algunos pueblos. Las calles se han adornado, se recibió a autoridades diversas y algunos muy ancianos acudieron a firmar los nuevos papeles que acreditan su propiedad. "Los montes en régimen de proindiviso han sido los grandes olvidados, en las estadísticas oficiales, por parte de las administraciones forestales y, lo que es más triste, por parte de los herederos de los compradores, que olvidaban así parte de su historia reciente", señala Amador Marín, de la Asociación Forestal de Soria.

El rescate de esas tierras tiene un "objetivo principal, que es conservar la población que vive en estas aldeas pequeñas, que no sigan yéndose a las ciudades. Por eso, parte de los beneficios que puedan obtenerse, si no todos, deben tener esa prioridad, restaurar casas y permitir que los vecinos tengan una ayuda económica para seguir viviendo en el pueblo", explica Medrano.

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