Autor Xauxa |
Una hipótesis sobre la calidad de los instrumentos creados por Stradivarius sugiere que el clima puede haber sido un factor importante en el extraordinario sonido que poseen. Durante las épocas de frío extremo, los anillos de crecimiento de los árboles son más angostos, están mas juntos y la madera tiene mayor densidad. El "mínimo de Maunder" fue un período de frío entre 1645 y 1715 que afectó a Europa, periodo en el que crecieron los abetos rojos (Picea abies) de los cuales se aprovechó su madera para realizar los Stradivarius. Así, sin dejar de lado la extraordinaria calidad del trabajo de Stradivarius, se piensa que la singularidad del timbre de estos instrumentos puede tener su origen también en el uso de esa madera perteneciente a un período climático especial.
Otra singularidad de los instrumentos de Antonius Stradivarius es su composición. Sus instrumentos se someten a estudio, tanto de forma, sonoridad, etc. Hoy en día es posible obtener violines de excelente calidad; sin embargo aún no se ha conseguido reproducir fielmente un violín de Stradivarius. Cierto y sabido es que el violín debe "madurar su madera"; esto es, que la madera "esté viva", y cuanto más vieja más curtida estará (mejor aún si el instrumento lo hemos estado usando). De hecho, el que un instrumento antiguo suene como lo hace se debe en gran parte a su edad. De todas formas, y como se recalca, si ésta fuera la fórmula para confeccionar un "instrumento perfecto", actualmente lo tendríamos.
Todos y cada uno de los materiales, madera, pinturas, etc., que Stradivari usó pertenecen a la zona de Cremona, su lugar de origen. Cuando acababa su instrumento, el barniz con el que cubría la madera se consideraba muy importante, debido a la transpiración de la madera, etc. Y éste es uno de los misterios de nuestro luthier: la fórmula de su barniz. Se conoce la mayor parte de los componentes de su barniz; sin embargo todavía se desconoce uno de ellos.
Se cree que este componente es orgánico; por ello muchos desisten en buscarlo, pues se arguye que quizá hubiera un riachuelo cerca de su lugar de trabajo, y que el luthier lavara en él sus herramientas, quedando en ellas dicha sustancia. Quizá se trate de alguna resina de una especie endémica, que nadie conoce. La cuestión es que ese componente continúa sin descubrirse, el último de una larga fórmula que, de ser usada, podría acercarnos mucho más a saber cómo crear el maravilloso sonido del violín italiano.
fuente: Wikipedia
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