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08 octubre 2012
La Confederación Hidrográfica Duero gestiona, con los dueños del terreno, 3.800 hectáreas de chopos
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Recorrer los 31.000 kilómetros de venas de la cuenca del Duero, o lo que es lo mismo, los 31.000 kilómetros de cauces principales de este río, permite apreciar las miles de hectáreas de choperas que abriga el curso de las aguas. Muchas de ellas fueron plantadas gracias a una iniciativa que puso en marcha la CHD hace casi medio siglo, los denominados consorcios de aprovechamientos forestales destinados a plantaciones de chopos, que se han firmado hasta el año 2005; a partir de entonces, según explica el director técnico de la CHD, Pedro Matía, se decidió abandonar estos convenios porque no estaban dentro de las competencias del organismo de cuenca, que ahora se centra en la recuperación de riberas, con la plantación de árboles y planta baja en las zonas cercanas a los cursos de los ríos.
Ya no se firman más consorcios de aprovechamiento forestal, pero dado que los chopos tardan en torno a 15 años en formarse para que su madera pueda ser aprovechable, actualmente la Confederación Hidrográfica mantiene unos 680 consorcios, que suman 3.810 hectáreas de choperas. A partir del año 2018, estos consorcios terminarán y «en 2019 se llevarán a cabo los últimos destoconados».
Competencias
El año de mayor auge de esta iniciativa fue 2004, en el que llegó a haber 7.500 hectáreas y más de 1.200 consorcios firmados. A través de ellos, los propietarios de las parcelas (particulares o administraciones, ayuntamientos principalmente) explotan conjuntamente los terrenos, ubicados fundamentalmente cerca de los ríos. Los convenios, explica Matía, consistían en que «el propietario ponía el terreno y la CHD se encargaba de plantar, cuidar, cortar y subastar la madera». De la cantidad que se obtenía en esas subastas, la mitad era para el organismo de cuenca, y la otra para el propietario.
La decisión de abandonar estos convenios no estuvo exenta de polémica, pero Matía recuerda que las competencias de la CHD no incluyen la plantación de choperas y, además, «las competencias forestales están transferidas a la Junta», que ha 'heredado' la fórmula.
El Servicio de Aplicaciones Forestales creado para este fin cuenta con 48 trabajadores que, además de mantener las más de 3.800 hectáreas de chopos que aún explotan conjuntamente la CHD y los propietarios, se dedican a la plantación de árboles de ribera. Los viveros que antes se destinaban a la generación de plantón de chopo, ahora se centran en arbolado y planta baja para las riberas de los ríos.
El II Plan de Restauración de Riberas, tiene como objetivos la regeneración medioambiental de los ríos y riberas, la defensa frente a avenidas e inundaciones y la recuperación de estos espacios, dado su gran valor natural, para el uso y disfrute de los ciudadanos con la integración de los ríos en la vida cotidiana de los núcleos urbanos. Este II Plan da continuidad y unifica el I Plan de Riberas Urbanas (2000- 2008) y el I Plan de Restauración Hidrológico Forestal (2000-2008), con intervención en las riberas de los ríos en tramos urbanos y en tramos no urbanos, respectivamente.
Restauración de riberas
El II Plan de Restauración de Riberas, que comprende entre los años 2009 y 2015, contempla más de 40 actuaciones por un importe que ronda los 60 millones de euros, que financian entre la CHD (70%) y la Junta (30 %). De las las actuaciones previstas, 15 van destinadas a tramos urbanos (en los que también hay participación de los ayuntamientos) con 32 millones de euros de inversión, y 27, en áreas no urbanas por importe total de 24 millones.
La última actuación puesta en marcha dentro de este plan ha sido la senda peatonal del Duero que se ejecuta entre Bocos de Duero y Olivares de Duero (Valladolid). Estará terminada a finales de año y cuenta con un presupuesto de 5,2 millones de euros.
Beneficios del cultivo del chopo
Es difícil imaginar una fotografía de un río de la cuenca del Duero sin chopos alrededor, pero estos árboles, además de proporcionar un colorido único, tienen también un sinfín de beneficios para el medio ambiente en la protección y estabilización de riberas y en la absorción de los excedentes de abonos agrícolas. Además, pueden ser el soporte para mejorar las riberas con vegetación autóctona y permiten, a su vez, el aprovechamiento de biomasa. En este sentido, se calcula que, cuando se corta el chopo, el volumen de las ramas –que se usa para biomasa– es superior al 30% de la madera que se utiliza para su desenrollo y posterior utilización en la industria maderera.
Otro dato que certifica el beneficio de este cultivo es de absorción de CO2. Cada hectárea fija anualmente entre 10 y 15 toneladas; además, elimina entre el 70% y el 90% de los contaminantes, como fertilizantes de la agricultura, que existen en las aguas de escorrentía superficial y en las aguas subterráneas, antes de que lleguen al río. A todo ello se suma que los chopos disminuyen el arrastre de tierras que se produce en las riadas y que reduce la velocidad del viento y mejora, así, el microclima.
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