La conservación y mejora del hábitat del urogallo cantábrico ha sido una preocupación constante para la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, interviniendo en los últimos años con criterios de conservación de la especie en más de 300 hectáreas de hábitat susceptible de ser ocupado por el urogallo. Estas actuaciones selvícolas de mejora del hábitat han consistido fundamentalmente en entresacas para la puesta en luz del sotobosque, clave para la especie, y desbroces selectivos para favorecer el desarrollo de especies vegetales de interés para el urogallo, como son arandaneras y acebedas. En estas masas forestales se ha constatado la recolonización de cantaderos que estaban abandonados desde hacía décadas.
No obstante, pese a los esfuerzos de conservación sobre la especie, el
constante declive de las poblaciones de urogallo en la Cordillera
Cantábrica ha llevado en el 2017 al Ministerio de Agricultura y Pesca,
Alimentación y Medio Ambiente (en adelante Mapama) a proponer la
declaración de situación crítica de la especie. Esta declaración hace
que su conservación así como las actuaciones que se lleven a cabo sean
prioritarias y tengan la consideración de interés general.
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