Correos ha unido en un mismo sello dos cuerpos de la Administración General del Estado: Cuerpos de ingenieros de montes del Estado e ingenieros de montes de la Hacienda Pública.
El sello aúna en el mismo diseño dos partes representando a los dos cuerpos con unos elementos comunes: el escudo y dos personajes para resaltar la importancia humana o trabajo de campo que se realiza desde ambos cuerpos de la Administración General del Estado. Por un lado, para representar al cuerpo de ingenieros de la hacienda pública se incluye la representación de una cartografía catastral como base gráfica de la propiedad, esencial para conseguir una más eficiente gestión forestal sostenible. Por otro lado, la parte más dedicada al cuerpo de ingenieros de montes del Estado aparece una fotografía de Rafael Serrada en la que aparece un paisaje del Alto Tajo, a la altura de Buenafuente del Sistal. Sabinas, pino salgareño, encinas, chopo lombardo y el río Tajo.
En 1853 fue creado por Real Orden el Cuerpo de Ingenieros de Montes, y el 17 de marzo de 1854, un Real Decreto organizaba el Cuerpo, que quedaba constituido por tres ingenieros jefes, 12 ingenieros primeros y 30 ingenieros segundos, con un total de 45 miembros.
La profesión de Ingeniero de Montes, dados los campos en que se desenvuelve y la preparación que los titulados reciben en las Escuelas, es una de las profesiones con mayor proyección de futuro habida cuenta el mayor protagonismo, para todos los estamentos de la sociedad, de la conservación y sostenibilidad del patrimonio natural. Si bien sigue siendo la gran desconocida de entre las ingenierías.
Los nuevos campos de trabajo que se abren para el ingeniero de Montes son los que se derivan de la implantación de las energías renovables, destacando la gran proyección y futuro de todo lo relacionado con la bioenergía, y la influencia positiva que ejercen los bosques en la mitigación del cambio climático. El pago por servicios ambientales de los ecosistemas y el auge a nivel mundial de los procedimientos REDD+ son también temas a tener en cuenta pues serán muy importantes en un futuro no muy lejano.
El origen del Cuerpo de Ingenieros de Montes de la Hacienda Pública se remonta al 4 de agosto de 1895, fecha en la que se publicó el Real Decreto por el que se creaba la Sección Facultativa de Montes en la Dirección de Propiedades y Derechos del Estado del Ministerio de Hacienda.
Actualmente, la inmensa mayoría de los funcionarios de este Cuerpo se encuentran destinados en la Dirección General del Catastro, cuya competencia esencial es la formación y el mantenimiento del Catastro Inmobiliario.
Las funciones que desempeñan son, entre otras, la valoración, la inspección y la elaboración y gestión de la cartografía catastral. Además, realizan valoraciones para la Dirección General del Patrimonio del Estado y para los Jurados Provinciales de Expropiación Forzosa, así como asesoramientos a la Intervención General del Estado en la recepción de obras y servicios relacionados con el sector forestal.
El sello aúna en el mismo diseño dos partes representando a los dos cuerpos con unos elementos comunes: el escudo y dos personajes para resaltar la importancia humana o trabajo de campo que se realiza desde ambos cuerpos de la Administración General del Estado. Por un lado, para representar al cuerpo de ingenieros de la hacienda pública se incluye la representación de una cartografía catastral como base gráfica de la propiedad, esencial para conseguir una más eficiente gestión forestal sostenible. Por otro lado, la parte más dedicada al cuerpo de ingenieros de montes del Estado aparece una fotografía de Rafael Serrada en la que aparece un paisaje del Alto Tajo, a la altura de Buenafuente del Sistal. Sabinas, pino salgareño, encinas, chopo lombardo y el río Tajo.
En 1853 fue creado por Real Orden el Cuerpo de Ingenieros de Montes, y el 17 de marzo de 1854, un Real Decreto organizaba el Cuerpo, que quedaba constituido por tres ingenieros jefes, 12 ingenieros primeros y 30 ingenieros segundos, con un total de 45 miembros.
La profesión de Ingeniero de Montes, dados los campos en que se desenvuelve y la preparación que los titulados reciben en las Escuelas, es una de las profesiones con mayor proyección de futuro habida cuenta el mayor protagonismo, para todos los estamentos de la sociedad, de la conservación y sostenibilidad del patrimonio natural. Si bien sigue siendo la gran desconocida de entre las ingenierías.
Los nuevos campos de trabajo que se abren para el ingeniero de Montes son los que se derivan de la implantación de las energías renovables, destacando la gran proyección y futuro de todo lo relacionado con la bioenergía, y la influencia positiva que ejercen los bosques en la mitigación del cambio climático. El pago por servicios ambientales de los ecosistemas y el auge a nivel mundial de los procedimientos REDD+ son también temas a tener en cuenta pues serán muy importantes en un futuro no muy lejano.
El origen del Cuerpo de Ingenieros de Montes de la Hacienda Pública se remonta al 4 de agosto de 1895, fecha en la que se publicó el Real Decreto por el que se creaba la Sección Facultativa de Montes en la Dirección de Propiedades y Derechos del Estado del Ministerio de Hacienda.
Actualmente, la inmensa mayoría de los funcionarios de este Cuerpo se encuentran destinados en la Dirección General del Catastro, cuya competencia esencial es la formación y el mantenimiento del Catastro Inmobiliario.
Las funciones que desempeñan son, entre otras, la valoración, la inspección y la elaboración y gestión de la cartografía catastral. Además, realizan valoraciones para la Dirección General del Patrimonio del Estado y para los Jurados Provinciales de Expropiación Forzosa, así como asesoramientos a la Intervención General del Estado en la recepción de obras y servicios relacionados con el sector forestal.